Soy quien soy y quien parezco. Una y distinta. A veces atravieso los espejos¸ sigo al conejo, entro en la madriguera, le doy la mano a seres fabulosos y me detengo. Tomo el té con el tiempo, hablo y discuto con las cartas, rayo en la locura de lo imaginario, me libero de los reparos del buen juicio, me hago pequeña o me agiganto; pero así mismo de vez en cuando vuelvo, y en el volver me hallo cara a cara con esa otra que mide las palabras y calibra los gestos.
miércoles, 25 de mayo de 2011
BIENVENIDA
Ahora que el amor llego para quedarse, hizo hueco en la cama y se sentó a la mesa en las mañanas y en las tardes, invadió sigiloso todos los rincones y los fue apropiando con brinquitos suaves, con pasos pequeños y grandes, él y yo nos sentamos a conversar mirándonos a los ojos, nos llamamos por el nombre y empleamos frases de cariño de esas que sacan de quicio a los intelectuales y filósofos pero que a él simplemente le fascinan, porque es así y le gusta trasegar lo tierno. Como es duende y anda loco en su locura amor me incita a construir lo cierto, a jugarme la cabeza a cada instante para robarle el corazón con puros besos. Me lleva a jugar a las adivinanzas, para que yo le llame por mil nombres, me esconde un sueño entre sus dulces brazos y me invita a desandar lo cierto, para que haga posible lo imposible y le baje cada día el cielo entero. De nuestra vida simple a echado a las rutinas, las ha insultado y les corrió el asiento. Al tiempo lo invito para que se quedara, y se hiciera a si mismo siempre nuevo y eterno. A la tarde le propuso un juego de escondidas que a decir verdad debía ser de encuentros, porque al amor le gusta más darse que esconderse, y vive hallándose en mi sin grandes aspavientos. Amor y yo nos hemos vuelto fans de los helados, de los silencios compartidos, de los besos. Nos gusta el reto de las intimidades, las historias de dos, las anécdotas, ansias y anhelos. Compartimos el deseo de trascendencia, nos seduce el futuro que es incierto, porque Amor vino para quedarse, llenar los días, realizar los sueños, y en su mirada anuncia primaveras, otoños compartidos y algún final invierno.
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que bonito escribes .
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