Estoy loca y decido reivindicar mi locura, esta locura sana y saludable que nace del profundo deseo de estar viva, de no rendirme y de crear. De darme con generosidad a quien pueda necesitarme, de compartir los saberes, de conjugar las ansias infinitas de alcanzar una vida feliz y constructiva, en la que ser autentico no salga tan caro, en la que sean posibles segundas, tercera y cuartas oportunidades, en la que se abran los compases para la comprensión, la solidaridad y el apoyo. Estoy loca en la absoluta convicción de que es posible un mundo más tierno y más humano. Estoy loca en la disposición de ver el lado amable de la vida, de defender la alegría y el encanto propio de los buenos momentos, de la risa, el júbilo y el llanto. Ese llanto que no nace del dolor sino del estar profundamente conmovidos. Estoy loca y te invito a jugar conmigo, a conjugar está indecible locura de la trasparencia del alma, del abrazo tierno, de la palabra generosa, de transgredir todo limite y frontera, tan solo para soñar que desde la inmensidad de un beso es posible alcanzar las estrellas.
Soy quien soy y quien parezco. Una y distinta. A veces atravieso los espejos¸ sigo al conejo, entro en la madriguera, le doy la mano a seres fabulosos y me detengo. Tomo el té con el tiempo, hablo y discuto con las cartas, rayo en la locura de lo imaginario, me libero de los reparos del buen juicio, me hago pequeña o me agiganto; pero así mismo de vez en cuando vuelvo, y en el volver me hallo cara a cara con esa otra que mide las palabras y calibra los gestos.
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