Soy quien soy y quien parezco. Una y distinta. A veces atravieso los espejos¸ sigo al conejo, entro en la madriguera, le doy la mano a seres fabulosos y me detengo. Tomo el té con el tiempo, hablo y discuto con las cartas, rayo en la locura de lo imaginario, me libero de los reparos del buen juicio, me hago pequeña o me agiganto; pero así mismo de vez en cuando vuelvo, y en el volver me hallo cara a cara con esa otra que mide las palabras y calibra los gestos.
miércoles, 25 de mayo de 2011
LOQUITAS NECIAS
Hoy vinieron las palabras a buscarme, me rodearon con susurros y caricias, se dijeron a sí mismas con mil voces, nuevas, nuevas. Hoy llegaron vestiditas de colores, de sabores y de olores a probarse, se mezclaron entre ellas. Se tejieron en mil nombres pequeñitas, gigantescas. Hoy vinieron con sus pasos sigilosos, juguetonas, necias, se colgaron de los muebles, se sentaron a mi mesa, me miraron a los ojos y me hicieron muecas. No tenían pasaporte, no aceptaban ni una regla, simplemente se esparcían en las sillas, necias, necias! Se colaron entre las cortinas, recorrieron los rincones y las enredaderas, dijeron tener sed de este mundo, de cama y mesa. Pronunciaron un discurso a atrabiliario declarándose del todo exentas de las viejas reglas de los diccionarios y de las enciclopedias. Señalaron sus inconformismos y se aliaron entre ellas, para hacer la revuelta del absurdo contra las academias. Se negaron a tener significado, a aceptar la lógica tremenda de decirse siempre de igual modo, forma o manera. Renunciaron pues a la gramática y a la ortografía horrenda, que las encierra entre cánones y reglas. Determinaron prescindir de quien las enuncia, las usa o las inventa, y lejos del mundo de los hombres volverse simple jerga. Se liberaron del peso del discurso y así desposeídas, vacías, exentas, jugaron a cantarse entre las voces sin más pretensión que ser viento entre las cuerdas. Aire que clama en las gargantas y que desde las gargantas se reinventa. Hoy vinieron a buscarme las palabras con la simple y llana meta, de perder todo ritmo y armonía, todo decir y toda idea, y no ser más que libertad incierta.
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