Agotada,
cansada, exhausta, caigo en el desánimo que es propio de quien ha perdido la
verdad y con ella toda ilusión de futuro. Busco en medio del desasosiego algo
de luz en el lejano horizonte, no la encuentro, ya no queda nada o casi nada.
Todo se ha vuelto turbio, gris, desesperanzado, ya no hay argumentos, solo
gritos, acusaciones, insultos. ¿Entre tanto quien decide? ¿Quién fija las
coordenadas que han de llevarnos a buen puerto?, estamos en manos del que
miente, del que paga, del que no tiene escrúpulos. ¿Quién es? Es el que se roba
las sonrisas y nubla la razón, es el que lleva a pensar que todo está perdido,
que solo él tiene la solución, el remedio. No importa el nombre, pues todos los
nombres son un mismo nombre. Por eso estoy aquí, tendida en medio de un efímero
momento de derrota y humillación, pronto me levantare, y emprenderé mi lucha, sé
que no estoy sola, somos muchos, quienes, callada, sigilosamente nos proponemos
derrotarlo,. Ramón Casas i Carbó, Cansada, Gilma Betancourt, Texto.

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