sábado, 14 de septiembre de 2019


Y henos aquí de nuevo frente a frente, inseguros, torpes, como niños que van aprendiendo a andar, de nada sirve la experiencia previa ante un amor que todo lo renueva, lo inaugura, que no da tregua ni abre espacio para las evasivas, que te  envuelve con su tenue pero radiante luz. Te digo amor y te saludo con temblorosa voz, te llamo amor y me anticipo al dulce placer de perderme en ti, clamó tu nombre y al contemplarme me descubro mujer, caricia, sonrisa, piel, regazo. Goya, La vendimia, Gilma Betancourt, texto.

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