Se miró y se descubrió completa, libre total, sin mas norte
que el deseo de vivir, carente de ataduras, sabía que no había jaula que pudiera
retenerla, echo a andar a pie limpio, desnuda de temores, ausente de reparos o
culpas, la mirada serena, la voz clara, su pasado más que carga era legado,
sopeso el tiempo transcurrido y concluyo que bien había valido la pena, ¿ahora
a dónde? Pregunto la voz de su razón; al futuro contesto la voz de su
consciencia, nada que llevar más que a si misma, su corazón de pájaro pronto habría
de alzar vuelo en busca de una estrella en que anidar su ilusión. Ray Caesar,
Whith all her worldy possesions, Gilma Betancourt, Texto.
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