Que locura de amor este que vivimos, tan libre, tan atrabimiario, hecho de complicidad y coincidencia, de diferencia y oposición. Aveces nos perdemos días, meses, años, nos marchamos a vivir otras aventuras, nos enamoramos de otras gentes, cambiamos, y sin embargo al volver a encontrarnos nos hallamos perfectos coincidentes, amigos, amigas, cómplices, contradictorias eternos, fraternalmente unidos, absurdamente solidarios. Sorolla, Niños en la playa, Gilma Betancourt, texto.
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