Te llevo aquí anclado en mi alma, como un credo, una afirmación de vida, promesa de felicidad manifiesta en la resurreccion del espíritu. Contigo el mundo se renueva, reverdece y abre espacios a la búsqueda y a la inquietud, de tu mano la vida se torna leve y a la vez profunda, en tus ojos atisbo la tristeza y la alegría, la necesidad imperiosa de luchar, de nadar contracorriente con la esperanza de cambiar el mismo mar y convertirlo en un océano en el que imperen la verdad y la justicia. Aykut aydoğdu,imagen, Gilma Betancourt, texto.
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