Y de repente llegas vos, emerges del fondo de la realidad,
de las ideas y las convicciones; venís con la mirada honesta, el decir franco,
el sentir profundo. Te veo y me sobrecojo, algo me dice que llegas para
quedarte, en mi tiempo y en mi esencia, pues no logro escapar de tu sonrisa; la
sigo como a un imán, como se sigue una estrella que, aunque lejana tiene la
fuerza necesaria para alumbrar el porvenir. Llegas vos y mi vida se pone de cabeza,
los sentidos se me embotan, los ojos se me sonríen y se me
besa la boca; llegas vos y el universo
entero se me nace y reverdece. Nadia María, (fotógrafa brasilera) Fotografía, Gilma
Betancourt, texto.
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