Hoy te atraviesas entre mi corazón y mi
cerebro, vas colonizando mi cabeza, te me enredas en las ideas y se hace difícil respirar. Siento esta presencia como un puñal afilado, cuchillo que corta el hilo de mi realidad y lo divide en múltiples segmentos; me miro al espejo y busco tu mirada, encuentro tu sonrisa y esas manos que no puedo dejar de amar, te busco en mi abrazo solitario y te escucho desde lo más hondo de mi ser, no puedo estar en paz con tanta presencia tuya; moriría no obstante si te alejaras, si te perdiera; te has hecho carne, sangre, huesos. Hoy, cuando no estás, se que de algún modo en mí, siempre serás eterno. Christian Schloe, Gilma Betancourt, texto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario