Todo estuvo bien hasta que se besaron, entonces fue el cataclismo, la tierra y el cielo se juntaron y fundidos para siempre en una única realidad, no pudieron ser otra cosa que universo. Ahora sólo podían sentir, ya no eran uno, ni otro, sino simplemente beso, labios que atan y aprisionan, en medio de una intensa sed de inmensidad, ansias que urgen, camino de la entrega, de la apertura total, aquella dentro de la cual todo se vuelve recurrente, deriva en latencia, impulso incesante, caricia, beso. Edvard Munch, El beso, Gilma Betancourt, texto.
Soy quien soy y quien parezco. Una y distinta. A veces atravieso los espejos¸ sigo al conejo, entro en la madriguera, le doy la mano a seres fabulosos y me detengo. Tomo el té con el tiempo, hablo y discuto con las cartas, rayo en la locura de lo imaginario, me libero de los reparos del buen juicio, me hago pequeña o me agiganto; pero así mismo de vez en cuando vuelvo, y en el volver me hallo cara a cara con esa otra que mide las palabras y calibra los gestos.
miércoles, 30 de octubre de 2019
sábado, 26 de octubre de 2019
Dicen que la noche es maga, y por lo mismo, hembra, mujer, fuente de placer, latido perpetuo que se transforma en vida; por esto, ella es incitante, provocadora, duende que juega con los anhelos y deseos mientras los esparce por el mundo. Noche va tocando almas, provocando sonrisas, soñando amaneceres. Llevando a los hombres a la locura y al delirio, pero también a la serenidad y a la calma. Dicen, que ella ama cantar y palabrear, que le gusta el vino y las sonrisas, las caricias transgresoras y los besos furtivos; que como buena romántica se oculta tras las ventanas para espiar a los amantes, dejándolos jugar en su regazo y soñar eternidades y fuegos perpetuos. Cuentan los que la conocen, que ha amarrado el tiempo a su cintura para que no se escape, para atesorarlo y evitar que pase de largo por el lado de los que están amando.
Jhon Poppleton, fotografo, Noche, Gilma Betancourt, Texto,
Jhon Poppleton, fotografo, Noche, Gilma Betancourt, Texto,
miércoles, 23 de octubre de 2019
Llueve sin pausa y el frío se hace noche; recojo las orillas de mi alma y me cobijo con ellas. Hoy, el mundo ha pasado por mí, dejando sus trazos de injusticia y de miseria, llueve también el corazón y se llena de tristeza. No es fácil existir me digo, tomo la taza de café entre mis manos, cierro los ojos y sonrío, de pronto, abro la puerta a la esperanza, a este ser muchos y estar despiertos, a los que amo, abro los ojos y te veo a ti y a mi: juntos, podemos todo!. Enzio Anincini, Mujer en la ventana, Gilma Betancourt, texto.
sábado, 19 de octubre de 2019
Hoy te atraviesas entre mi corazón y mi
cerebro, vas colonizando mi cabeza, te me enredas en las ideas y se hace difícil respirar. Siento esta presencia como un puñal afilado, cuchillo que corta el hilo de mi realidad y lo divide en múltiples segmentos; me miro al espejo y busco tu mirada, encuentro tu sonrisa y esas manos que no puedo dejar de amar, te busco en mi abrazo solitario y te escucho desde lo más hondo de mi ser, no puedo estar en paz con tanta presencia tuya; moriría no obstante si te alejaras, si te perdiera; te has hecho carne, sangre, huesos. Hoy, cuando no estás, se que de algún modo en mí, siempre serás eterno. Christian Schloe, Gilma Betancourt, texto. jueves, 17 de octubre de 2019
Tránsito por tus sueños como una bailarina, en puntas de pies, haciendo figuras al ritmo de la música, tengo cuidado de no despertarte. Avanso por tus sueños de manera imperceptible, le doy caza a tu mirada, bailo al ritmo de los latidos de tu corazón, ahora mismo me deslizó a través de tus ideas y desde tu mismísimo lobulo pre frontal, te digo que has de amarme, así como se aman los suspiros, las libélulas, las mariposas, todo aquello que siendo tan leve, se torna en si mismo grave. Es tarde ahora, llega el sueño profundo y debería marcharme, pero no quiero, no debo, así que hago nido en tu memoria y me dispongo simple y llanamente a quedarme. Degas, dos bailarinas, Gilma Betancourt, texto.
sábado, 12 de octubre de 2019
Oceánica, me hago oceánica ante tus ojos, entre tus manos, corrientes submarinas me atraviesan, cambios de marea me acercan y alejan de tus costas una y otra vez, tan solo para volver a ti en un flujo y reflujo permanente de deseos y de afectos. Ante tus ojos me agitó y me debato, me lleno de vida. Nadan delfines sobre mi cuerpo y te celebran, florezco en ti desde la profundidad abismal que me define y determina, cuando te alejas soy tsunami implacable que corre en pos tuyo, que sin duda ni tregua va a buscarte. Lindasay Rapp, en busca de venus, Gilma Betancourt, texto.
viernes, 11 de octubre de 2019
Partió cada uno hacia su campo de batalla, cada quien llevaba sus propias armas y consignas, fusiles, metralla, pancartas, micrófonos,, piedras, cámaras, ella por su parte tomó los suyos: libros, cuadernos, lápices, algunas tizas por sí aún se usaban, su batalla se daría en un campo diferente, el de las ideas y las aulas, allí alzaria su voz en principio solitaria, luego centenaria, finalmente multitudinaria, lo haría para hablar de justicia y de verdad, de lucha sin tregua, de solidaridad fraterna. Sabia que nunca habría paz para su guerra, la humanidad necesitaba aprender, no teorías, no datos, sino como se piensa, como se actúa, como se lleva en la mano la linterna de Diogenes, ya no solo en busca del bien y de lo verdadero, sino como manifestación viva, de integridad compromiso, lealtad y honestidad, como canto perenne en defensa de la dignidad humana, de la vida. . Ana Karina Lerma Astray, Mujeres, Gilma Betancourt, texto.
domingo, 6 de octubre de 2019
Si estuvieras aquí inauguraria el mundo con la luz de tu mirada, colgaria las estrellas en el pentagrama de tu risa y me perdería en tu amanecer. Si estuvieras aquí saltaria sobre tus pasos como los niños sobre la rayuela, treparia a la magia de tus ideas y me deslizaria hasta ese dulce espacio que tu llamas fantasía, le haría versos a tus sueños y bromas a tu acontecer cotidiano, de ir por la vida como un peregrino, como un vagabundo, cuyo único horizonte es la felicidad. Si estuvieras aquí yo sería beso, caricia, noche oscura o luminosa, día soleado, atardecer con lluvia, si estuvieras aquí, como cada día, sencillamente, sin pretensión estas, te amaría tanto, tanto, como te amo. Dali, Cabeza Rafaelesca estallando, Gilma Betancourt, texto.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)