Me refugio en ti, tiempo pasado, voz de la infancia tan ligera, ésa que se fue de prisa y se quedó dentro. Me pongo las botas pantaneras, tomo una linterna, un paraguas, y salgo a buscarte por entre los pantanos de la remembranza. No llevo brújula, conozco demasiado bien el camino que lleva a ti, anhelo si encontrar en él los juguetes que hicieran mi alegría, los sabores tan queridos y las miradas de quienes aún sin estar, pueblan de alegría mi existencia. Sé que nado contracorriente, que anhelo el imposible milagro de volver a donde no se puede regresar, y sin embargo, he de intentarlo, aunque se me vaya en ello toda la memoria y toda la capacidad de recordar. Gilma Betancourt texto, Darío Mastrosimonne, Niños.
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