Me enamore de ti casi sin querer, no hiciese nada especial
simplemente fuiste tú. En el conocerte aprendía a disfrutar con todo lo que
hacías, tus juegos, tus mimos, tu ternura, esa ternura tan tuya que se me rego
en el alma para siempre. Tuviste la capacidad de sorprenderme con tu osadía,
con tu espíritu de lucha y tu alegría, así que antes de saberlo te amé,
totalmente, llenaste los espacios de caricias de bigotes de gata, de patitas de
gata, de besitos de gata. Ahora te has ido, no sin antes enseñarme una nueva
forma de compasión, la más difícil, la más total, hoy entregaste tu vida entre
mis brazos, y me sentí absurdamente triste pero también feliz, porque tuve el
privilegio de acompañarte en tus mejores y en tus peores momentos, sé que por
unos días me quedara en herencia la tristeza, pero también que con el tiempo
solo permanecerá lo que es puro y verdadero el amor que desde tu alma tierna e inocente nos supiste dar, ese que nos unirá
siempre y que nos llevara a encontrarnos, porque como tú yo también espero un
día poder ir a vivir al cielo de los gatos.
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