martes, 24 de marzo de 2020

Lejos, podría decirse que estamos lejos, nos separa  el espacio infranqueable, y sin embargo, desde aquí, puedo sentirte, amarte, mirarte. Te alcanza mi corazón y te cobija bajo la Sombra esperanzada de volver a hallarte entre mis brazos, y celebrarte, bendecirte,  apapacharte  jubilosa con los mimos y caricias que nacen de este mi corazón amante, ese que no entiende de tiempo, ni de distancias, ese que hace que aunque te encuentres lejos; en mi mente y en mi ser, yo pueda  acogerte y abrazarte. Gilma Betancourt texto, pail Gustave Fischer, obra, esposa y musa del pintor.
Lejos, podría decirse que estamos lejos, nos separa  el espacio infranqueable, y sin embargo, desde aquí, puedo sentirte, amarte, mirarte. Te alcanza mi corazón y te cobija bajo la Sombra esperanzada de volver a hallarte entre mis brazos, y celebrarte, bendecirte,  apapacharte  jubilosa con los mimos y caricias que nacen de este mi corazón amante, ese que no entiende de tiempo, ni de distancias, ese que hace que aunque te encuentres lejos; en mi mente y en mi ser, yo pueda  acogerte y abrazarte. Gilma Betancourt texto, pail Gustave Fischer, obra, esposa y musa del pintor.

sábado, 7 de marzo de 2020

Se llamaba noche y caminaba con pasos de mujer, andariega, coqueta, inusitada, entraba a todos los lugares sin pedir permiso, sin que nadie la llamara; a veces se mostraba alegre y cadensiosa, movía pies, pecho, piernas y caderas en medio de una danza contagiosa,  reía a carcajadas con el rostro cuajado de estrellas y de luna,,  deslizandose sigilosa como un gato, regalandose  entera al amor. Entonces era preciso acariciar su cabellera, pellizcar sus muslos, besar sus labios y ser parte su más dulce amanecer. Gilma Betancourt texto, Irving Penn, fotografía.