Y así sin apenas darse cuenta, paso a paso Alicia caía en la tentación, soñaba besos, anticipaba caricias, se dejaba caer a través de una madriguera interminable... Cual sería el final? Encontraría acaso los labios que buscaba?, se perdería infinitamente dontro de aquellos brazos con los que soñaba? Tanta anticipación hizo que se tornara pequeña, quizás si hallaba lo que buscaba, volvería a crecer, se sentiría más que grande, inmensa. Tomó al conejo blanco y lo estrechó contra su pecho, al fin de cuentas era el deseo quien venía a convocarla. Texto Gilma Betancourt, Benjamín Lacombe, ilustración, Alicia
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