jueves, 11 de julio de 2019


Salió presuroso a buscarla, pero pronto descubrió que se había perdido, la miro, tan feliz, tan satisfecha que se contuvo y omitió las palabras con las que iba a llamarla, a reclamar su presencia. En lugar de ello, la observo extasiado, contemplando como esos ojos que tanto amaba, se deslizaban renglón a renglón en pos de esa fantasía tan extraña y tan lejana para él.  La vio suspirar y tuvo celos, no de los personajes, sino de aquel que desde tan lejos se la robaba y la hacia suya palabra a palabra, letra a letra. Se sentó e intento imaginar la historia de la que ella ahora era protagonista, sabiendo que no preguntaría, más bien esperaría ansioso a que se la contara, sabiendo que por premio obtendría sus comentarios y que esa noche, cuando ella durmiera abrazada a su regazo seria el quien personificaría a aquellos con los que ella  ahora soñaba. Francine Van Hove, Muer leyendo, Gilma Betancourt Texto.

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