domingo, 26 de mayo de 2019

Lado a lado

Y puestos aquí, le abro paso a través tuyo al universo, tomo tus ojos y veo un mundo diferente, juego con tus ideas, algunas me vienen bien y me las quedo, otras se me enredan en las manos y no se bien que hacer con ellas, te las devuelvo con cierta incertidumbre, pero no importa, no quiero ser tu igual, menos aun tu idéntica, tampoco tu complemento, eres tan integro como yo y eso se sabe, es solo que podía ser interesante quedarmelas como esas jaulas sin pájaros que por estar vacías son más bellas, singularidades de un amor que me circunda y atraviesa, que me hace absoluta, vaga, cómplice total, etérea, que deja salir la luna por mi pecho. Christian Shole, Dama de media noche, Gilma Betancourt, texto.

sábado, 25 de mayo de 2019

LENTAMENTE


Quiero amarte lentamente, con pausa y con mesura, quiero sentirme tuya despacio, de a pocos, sin temor ni incertidumbre; llena de viento, de mar, de valle y de sonrisa; hecha de azúcar y de sal, con besos que sepan a cardamomo y especias, que vengan tan de lejos como de cerca. Quiero ser para ti novedad y primicia, juventud que se redescubre y se reinventa, con la serenidad de quien sabe que en esta existencia siempre hay más, con la picardía de aquel que al posponer el placer lo incrementa. Quiero ser leña seca que arde sin prisas, pero con contundencia, sed que se perpetua en un para siempre de necesitarte, ansiarte y beberte, a sabiendas que a cada instante no hallo en ti otra cosa que plenitud, ser para tu vida eternidad, instante, noche ,amanecer, faro, luna, luz, estrella,  principio y fin, Luis Viñals, Flamenco, Gilma Betancourt Texto.

viernes, 17 de mayo de 2019

GIRASOLES


Sembraron su dolor, dejaron que la tierra lo acunase, le permitieron germinar e incluso florecer; no fue un acto de generosidad, apenas uno de aceptación y reconocimiento. El mal estaba hecho, los muertos, los heridos, los dolientes y desaparecidos, seguían mirando desde un horizonte ciego de esperanza. No podían marcharse, tampoco les estaba concedido el olvido, no más Macondo, lo único que tenían era permanecer juntos, aprender porque de lo contrario la lección seria aún más dura, más terrible. Entretanto los girasoles se elevaban de la tierra buscando un nuevo sol, uno que por fin anunciara esperanza, que naciera de los corazones bondadosos, del hambre insaciable de justicia, del carácter recio, capaz de hacer lo necesario, de la disposición a abrir los ojos y a mirarse en el espejo de la verdad.  Anselm Kiefer, Girasoles, Gilma Betancourt, Texto.

jueves, 16 de mayo de 2019

Intimidad


Esta intimidad que nos une y aproxima, lo llena todo, de ti y de mí.  No te evado ni siquiera cuando poso los ojos en el libro, la historia se me hace conocida, amor, dolor, espanto, podríamos ser los dos en el súbito espacio de mi fantasía, pero no, nosotros somos dulces, amarillos, verdes, suaves y ásperos. Somos de día y de noche, como las naranjas que cuelgan de los árboles, como los azahares que perfuman en las tardes. Somos un buen par; cómplices solitarios, que se acercan y se toman de la mano, sin necesidad de hablar, porque nos leemos, tu eres mi libro favorito, la historia en la que me encanta perderme y naufragar, ¿yo? Simplemente quiero ser tu cuento, ese que lectura a lectura va cambiando, ese de nunca acabar. Charles Perugini, El invernadero de los naranjos, Gilma Betancourt, Texto.

martes, 14 de mayo de 2019

Pérdida la esperanza ¿Que queda? Acaso la nada difusa y diluida entre los restos sombrios de un ser, que de tan solitario y perdido acabó borrandose entre tantos muertos. Cadáveres insomnes que claman una justicia que les resulta ajena, además de extraña, ellos deambulan por el mundo, mezclándose en las noches con los vivos, hablan, narran sus historias a un auditorio que ni los ve, ni los escucha. La sin razón, el necio absurdo ensayan formas para hacer pensar a la abotagada razón perdida entre el cálculo y la lógica. Eros abandona a psique que a su vez se hunde en el abismo de una caja de Pandora carente de fondo y de sentido. Pérdida la esperanza sólo queda el cementerio de la angustia, el precioso océano de la desesperación, el ancho mar de tu mirada. Delacroix, muchacha en el cementerio, Gilma Betancourt, texto.