jueves, 7 de julio de 2011

RESIGNACIÓN

Que tristeza tú desasosiego,  en el vano afán que traes de aferrarte a lo que ni ha sido ni será. Vuelves la espalda a la vida y te niegas a seguir, no he de ayudarte porque no puedo. No he de tenderte más esa mano que sé no has de tomar, porque no puedes, porque no quieres, porque es muy tarde ya. Tarde para ti enamorado de lo inasible y para mí que no tengo ni he de tener más paciencia para tu desvarió. Has elegido la muerte, el sufrimiento la perdida y ¿yo? Yo no puedo más que respetar tu elección, triste elección que no comparto pero acepto. Como se aceptan las sombras de lo que es en sí mismo triste y letal.  Te veo caer en el profundo pozo de la agonía escogida y no puedo más que musitar palabras tristes que no sirven ni servirán de consuelo ni a tu desazón ni a mi impotencia. Eliges caer, yo escojo vida. Vuelves tu espalda a mi presencia, no tengo más que hacer, nada que elegir, solo el olvido. Olvido de ti y de tu ineluctable tristeza, vana tristeza de lo que llamas amor y yo fantasía. Pero esa es la vida del desierto, el espejismo que todo lo retiene y que ante el oasis se torna cierto para quien ya murió, para quien vive muerto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario