Hola soy Runny, y soy un gato. Vivo en Cali pero nací en Bogota, allí me salvo Olguita, mi madrina, ella hace parte de la fundación Patitas de la Calle y preocupad por mi futuro me recogió y empezó a buscarme una familia donde me quiesieran mucho, tanto como ella me quiere. Así encontré mi familia humana y peluda, tuve una mamá persona, Gilma y dos hermanos personas Laura y Santiago, y dos hermanos gatos como yo Kasu y Naggy. Empece mi vida con ellos con mucho amor, yo soy muy juguetón, consentido, "hablador" y me encanta meterme bajo las cobijas y que me hagan cosquillas.
Anoche estaba jugando detrás de la puerta, quería cazar un bichito y zas, mi patita se atoro entre el espacio entre la pared y la puerta, ay, ay, ay,que dolor, nunca nada me había dolido tanto en mi corta vida. Empece a gritar, y claro mi hermano Santiago llego volando y mi mamá Gilma también, mi mamá trato de sacarme y yo la mordi porque me dolía mucho, pero a ella no le importo porque lo único que quería era salvarme. Santiago llamo a Laura y todos intentaban pensar en que hacer, porque estaban muy asustados, además era muy temprano tarde, ya eran las doce de la noche.
Mi hermano dijo que había que llamar a los bomberos y fue a hacerlo en la portería de mi edificio, entre tanto mi mamá llamaba a los vecinos, que muy asustados vinieron en mi ayuda.
Las manos de mi mamá sangraban y eso hacia que todos estuvieran más asustados.
Entonces luego de diez minutos llegaron ellos. Eran tres y vienieron en su carro con luces a salvarme, entraron y mi mamá les dijo que si tenia que tumbar la puerta no importaba pero que me sacaran de allí, yo sufria mucho, gritaba y solo me calmaba un ratito cuando mis familiares me hablaban y me explicaban que estaban haciendo todo para liberarme. Mis héroes bomberos evaluaron la situación y trajeron una herramienta con la que hicieron palanca y yo me vi liberado.
Mi patita se veía muy mal y mi mamá penso que estaba fracturada. Yo habia salido cojeando y estaba solito, los bomberos decían que se me tenían que acercar con calma
Soy quien soy y quien parezco. Una y distinta. A veces atravieso los espejos¸ sigo al conejo, entro en la madriguera, le doy la mano a seres fabulosos y me detengo. Tomo el té con el tiempo, hablo y discuto con las cartas, rayo en la locura de lo imaginario, me libero de los reparos del buen juicio, me hago pequeña o me agiganto; pero así mismo de vez en cuando vuelvo, y en el volver me hallo cara a cara con esa otra que mide las palabras y calibra los gestos.
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