PODER Amar Poder Agradecer, esté haber sido puestos en el
mundo por un ser maravillosos al que
admiramos, por el que sentimos el mayor respeto y que nos despierta una ternura
infinita, Papá lo llamamos padre le decimos cuando deseamos hablar de él con
solemnidad. Lo cierto es que al buscarlo en la memoria lo encontramos en medio
de risas y de juegos, de regaños necesarios para llegar a ser hoy lo que somos,
y a saber cuánto sabemos.
No tenemos dudas sobre lo mucho que le debemos, porque su sola
presencia en nuestra vida nos llenó de seguridad. Fue por eso que junto a él tomamos muchos de nuestros
más tempranos y arriesgados retos, nadar, montar en bicicleta, trepar árboles,
patinar, porque su sola presencia, sus
voces de aliento y su mirada fueron
suficientes para saber que podíamos alcanzar la meta que nos trazáramos, lograr
la hazaña que nos habíamos propuesto, afrontar los retos que en más de una
oportunidad él mismo nos planteara. Gracias a Papá fuimos cada vez más grandes,
más resueltos, más veloces, más valientes, más honestos. Porque también a su
lado aprendimos que no nos las sabíamos todas, que nos tocaba ir por el mundo
con la frente en alto y caminando recto, pues ese era su ejemplo, el que deseábamos
imitar, y por ello aprendimos ante sus ojos a decirnos las verdades, a afrontar
los yerros, sabiendo que la vida nos permite también en muchas oportunidades,
si nos lo proponemos enmendar el daño que hallamos echo. Confiando eso si
siempre en que ante las derrotas como frente a las victorias estarían allí
ellos, nuestros papás, para abrazarnos y ayudarnos a montar de nuevo en el
deseo de alcanzar la meta, en la
propuesta de recuperarnos y avanzar. Porque nunca, nunca el miedo fue más pequeño
que ante el avance de papá, ese hombre que por amor se hiso a nuestros ojos el
mayor de todos, el más noble y el más bueno, ese a quien tuvimos y tenemos el gusto de amar, honrar y
respetar.
Por eso y por mucho más en un día como hoy nos sentimos
bendecidos y decimos: gracias, gracias papá, por hacer nuestro futuro y nuestro
presente algo digno de ser vivido. Por
teñir nuestro pasado con recuerdos de amor y de felicidad. Gracias por tomar
nuestras pequeñas manos, por acompañarnos y ayudarnos a afrontar el mundo y a
asumirnos como seres íntegros. Gracias por hacer esa inmensa diferencia, por
enseñarnos en que y en quien se puede creer, se debe confiar, y sobre todo por
estar a nuestro lado y permitirnos tanta, y tanta felicidad que surge de tu
presencia, de ese amor bueno que es tu amor, ese en el que siempre hemos podido
confiar.
Te amo papá.