sábado, 15 de junio de 2013

PAPÁ

PODER Amar Poder Agradecer, esté haber sido puestos en el mundo por un ser  maravillosos al que admiramos, por el que sentimos el mayor respeto y que nos despierta una ternura infinita, Papá lo llamamos padre le decimos cuando deseamos hablar de él con solemnidad. Lo cierto es que al buscarlo en la memoria lo encontramos en medio de risas y de juegos, de regaños necesarios para llegar a ser hoy lo que somos, y a saber cuánto sabemos.
No tenemos dudas sobre  lo mucho que le debemos, porque su sola presencia en nuestra vida nos llenó de seguridad. Fue  por eso que junto a él tomamos muchos de nuestros más tempranos y arriesgados retos, nadar, montar en bicicleta, trepar árboles, patinar, porque su sola presencia,  sus voces de aliento y su  mirada fueron suficientes para saber que podíamos alcanzar la meta que nos trazáramos, lograr la hazaña que nos habíamos propuesto, afrontar los retos que en más de una oportunidad él mismo nos planteara.  Gracias a Papá fuimos cada vez más grandes, más resueltos, más veloces, más valientes, más honestos. Porque también a su lado aprendimos que no nos las sabíamos todas, que nos tocaba ir por el mundo con la frente en alto y caminando recto, pues ese era su ejemplo, el que deseábamos imitar, y por ello aprendimos ante sus ojos a decirnos las verdades, a afrontar los yerros, sabiendo que la vida nos permite también en muchas oportunidades, si nos lo proponemos enmendar el daño que hallamos echo. Confiando eso si siempre en que ante las derrotas como frente a las victorias estarían allí ellos, nuestros papás, para abrazarnos y ayudarnos a montar de nuevo en el deseo  de alcanzar la meta, en la propuesta de recuperarnos y avanzar.  Porque nunca, nunca el miedo fue más pequeño que ante el avance de papá, ese hombre que por amor se hiso a nuestros ojos el mayor de todos, el más noble y el más bueno, ese a quien tuvimos  y tenemos el gusto de amar, honrar y respetar.
Por eso y por mucho más en un día como hoy nos sentimos bendecidos y decimos: gracias, gracias papá, por hacer nuestro futuro y nuestro presente  algo digno de ser vivido. Por teñir nuestro pasado con recuerdos de amor y de felicidad. Gracias por tomar nuestras pequeñas manos, por acompañarnos y ayudarnos a afrontar el mundo y a asumirnos como seres íntegros. Gracias por hacer esa inmensa diferencia, por enseñarnos en que y en quien se puede creer, se debe confiar, y sobre todo por estar a nuestro lado y permitirnos tanta, y tanta felicidad que surge de tu presencia, de ese amor bueno que es tu amor, ese en el que siempre hemos podido confiar.

Te amo papá.